Obras

Comedia Funeraria

1991


Dirección: Luis Ureta

Dramaturgia: Basada en la poesía de Nicanor Parra

Elenco: Paola Lahsen, Andrés Céspedes, Patricio Contreras, Luis Ureta

Vestuario: Eduardo Tello

En un ficticio programa de televisión, un frívolo conductor recibe a diferentes entrevistados que responden a la pregunta «¿Existe o no la vida de ultratumba?». Varios son los personajes invitados a dilucidar la cuestión. Entre ellos: una chica aerobic, un psiquiatra, una mujer loca aficionada a los cementerios y finalmente, el mismísimo Cristo de Elqui. 

Comedia Funeraria, obra teatral basada en textos de Nicanor Parra, se estrenó en noviembre de 1991, en el Teatro Camilo Henríquez.

La obra corresponde al primer estreno de la, en ese entonces, naciente Compañía de teatro La Puerta.

A partir de textos seleccionados de la creación poética de Nicanor Parra, en marzo de 1991, un grupo de estudiantes recién egresados y otros a punto de egresar de las carreras de Actuación y Diseño Teatral de la Universidad de Chile, los cuales habían formado parte del elenco de la obra Marat-Sade (dirigida por por Fernando González) emprendieron su primer acercamiento a la creación teatral independiente. La obra se llamó Comedia Funeraria y la compañía, bautizada en el casino de la Escuela de Teatro, La Puerta. Fue el inicio de un trabajo escénico que aún hoy, 2020, continúa desarrollándose, siempre enmarcado en el contexto de la experimentación teatral y la independencia artística.

No era la primera vez que se había intentado llevar a escena una obra teatral inspirada en el creador de la antipoesía. Ya lo habían hecho anteriormente Jaime Vadell, con Hojas de parra (1977), obra de corta permanencia en cartelera debido a razones totalmente extra artísticas, y por otro lado, en el teatro de la Universidad Católica con Todas las colorinas tienen pecas (1970), entre otras. Tampoco fue el último intento, más tarde vendrían las obras: Parricidio (1992), Parranda (1994) y 525 líneas (1999).

Para contar con la autorización correspondiente, los integrantes de la joven compañía se debieron trasladar a la casa del poeta, ubicada en la comuna de La Reina. Una vez en ella, representaron íntegramente la obra, en el living de Parra, la adaptación teatral de los fragmentos poéticos seleccionados. Un lápiz BIC rojo selló, mediante una carta manuscrita, la autorización del derecho de autor de la obra.

La obra fue el inicio de un ininterrumpido proceso de búsqueda de un lenguaje escénico. En ella estaría la semilla de algunas premisas teórico-prácticas que se irían definiendo en el futuro y que aún hoy, continúan en desarrollo.

«...Comedia Funeraria alcanza una considerable vitalidad. La dirección de Luis Ureta es imaginativa, va al grano y se integra con los diseños y proyecciones de Eduardo Tello (…)
Se conserva el tono juguetón del universo parriano, y al mismo tiempo, la angustia subyacente a sus preguntas sin respuesta».

Hans Ehrmann, La Nación, noviembre 1991

«Humor negro e ironía. Comedia Funeraria es la primera obra de la La Puerta».

El Mercurio, noviembre 1991